Cuando una persona tiene contacto con el VIH a través del sexo sin condón o del uso compartido de jeringas y esta persona no usa ni profilaxis pre-exposición o profilaxis post-exposición, el virus tarda hasta 72 horas para instalarse dentro del código genético de las personas. Una vez pasadas esas las 72 horas, la infección es irreversible e incurable y el virus comienza a multiplicarse en el cuerpo hasta 100 millones de veces al día utilizando todos los recursos que les sean útiles de la persona. Sin embargo, para poderse multiplicar, el virus es muy inteligente y primero tiene que activar excesivamente al sistema inmune; este exceso de activación hace que las defensas del cuerpo (llamadas células CD4) se desgasten y se agoten de manera extremadamente rápida en pocos años, lo que deja finalmente a una persona sin la capacidad de defenderse de algunos tipos de infecciones y cánceres: a esto se le conoce como sida. Una persona con sida sin control del VIH, puede morir en poco tiempo.
Por otra parte, la excesiva activación inmune que provoca el VIH en el cuerpo de las personas hace que otros órganos también se desgasten muy rápidamente y las personas jóvenes comienzan a tener padecimientos típicamente relacionados a personas más viejas: demencia, embolias, osteoporosis, insuficiente renal, infarto cardiaco, cánceres. Esto no es sida, pero sí es un envejecimiento acelerado que ha llegado antes de tiempo.
Debido a la gran cantidad de virus que se encuentran multiplicando todos los días (hasta 100 millones) en la sangre, estos pueden pasar fácilmente al semen, líquido pre-eyaculatorio, moco anal, moco vaginal o leche materna y transmitir el VIH a las parejas sexuales, a las personas con las que se comparten agujas y a los bebés de madres que viven con VIH.
En resumen, la infección por VIH descontrolada ocasiona un envejecimiento muy prematuro de las personas en donde lo primero que envejece rápidamente es el sistema inmune, lo que desencadena una serie de complicaciones relacionadas o no al sida que pueden llevar a la muerte y a continuar la transmisión del VIH a otras personas.