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Mi historia con VIH, giros inesperados

…años después de mí primer contacto con VIH, puedo decir que yo sigo eligiendo estar aquí, acompañando y mostrando a las personas, ya sea con un diagnóstico o sin él, ésta otra cara, donde tú puedes elegir…

Mi historia con VIH comienza durante mi formación académica, cuando por  alguna razón elegí realizar mi servicio social en el Mesón. En el momento en que debía comenzar esta etapa de mi formación profesional como un “trámite más”, decidí buscar un lugar donde  pudiera crecer y aprender profesionalmente, pero la realidad es que nunca imaginé que ésta elección determinaría tantas cosas en mi vida.

En ese momento tenía motivación y muchas buenas intenciones, tenía conocimientos sobre mi licenciatura y pensaba que también tenía el conocimiento (al menos el necesario) para trabajar con ésta población. Estaba equivocada. Tan solo conocía una cara del VIH, aquella que te dice que es igual a muerte, aquella que refleja sufrimiento y la renuncia a sueños, planes, metas… a la misma vida.

El día de hoy, años después de mí primer contacto con VIH, puedo decir que yo sigo eligiendo estar aquí, acompañando y mostrando a las personas, ya sea con un diagnóstico o sin él, ésta otra cara, donde tú puedes elegir, donde tú puedes vivir. A mí el VIH también me cambió la vida, aprendí que no hay porqué señalar, que el VIH no discrimina, (¿por qué nosotros si?), aprendí a valorar la vida y la importancia de no mostrarnos indiferentes ante lo que pasa, aprendí que VIH es un tema de TODOS y que TODOS podemos seguir contribuyendo al cambio, sin señalar, sin discriminar, sin estigmatizar, previniendo, informándonos y mostrando apoyo hacia las personas que viven con un diagnóstico de VIH.

Psic. Luz Lizeth Heredia Ramírez.

Un trabajo con mucho sentido

    Mi fortaleza es justamente estar trabajando con un equipo comprometido y con una organización con 20 años de experiencia como es el Mesón, que a lo largo de este tiempo ha incrementado y ampliado la calidad de sus servicios

Trabajar para las personas con VIH y sida y que viven con recursos económicos limitados es todo un desafío y una noble labor que me motiva día a día a buscar lo mejor para promover esta causa.

Como proyectista, mi tarea consiste en identificar las necesidades de la población a través del diálogo con cada uno de mis compañeros que están atendiendo de manera más directa a nuestros usuarios. Una vez que identificamos las necesidades, armamos juntos la propuesta de intervención y solicitamos a diversas instituciones, empresas y fundaciones el apoyo económico para alcanzar las metas.30

Mi fortaleza es justamente estar trabajando con un equipo comprometido y con una organización con 20 años de experiencia como es el Mesón, que a lo largo de este tiempo ha incrementado y ampliado la calidad de sus servicios. Esta permanencia no ha sido tarea sencilla, ya que la epidemia del VIH y sida no se ha mantenido igual durante estos 33 años desde que se detectó el primer caso en México, por ello, este proceso de cambio nos exige ir evolucionando e integrando innovadoras maneras de mejorar la atención integral. Y aquí es donde entra la mejor parte de mi trabajo: buscando respuestas innovadoras, mejor atención, trabajo en equipo, sentido humano y efectividad y claridad en la rendición de cuentas.

Y aunque convivo poco con los usuarios, tengo sus rostros y sus necesidades en el corazón como una fotografía. Y es algo que no puedo despegar de mi trabajo y que lo llena de absoluto sentido. Por eso también le doy mi más sincero reconocimiento a mis compañeras y compañeros que de día o de noche están al pendiente de ellos y ellas y que dan lo mejor de sí.

Lolita Navarro

Encargada de proyectos